La formación de instructores de Krav Maga requiere extremo cuidado y responsabilidad, por tratarse de una actuación profesional que implica riesgos de grandes proporciones, desde aquellos relacionados con el ejercicio corporal, incluyendo la formación de carácter y todos los riesgos de vida inherentes a la enseñanza de una arte de defensa personal.
El profesional mal preparado presenta un peligro para sus alumnos y para la sociedad. La función del instructor es enseñar técnicas de defensa personal, enseñando cuándo y cómo aplicarlas, desarrollando la autoconfianza y el autocontrol. Al trabajar el cuerpo como instrumento de ataque y defensa, se libera la agresividad, dirigiendo esa energía de forma sana y constructiva.
El proceso de formación de instructores adoptado por la FSAKM es el mismo creado por Imi Lichtenfeld (Z «L), el creador del arte. Este proceso es extremadamente riguroso, pues garantiza la calidad y alto nivel de enseñanza, y la difusión del Krav Maga, atento a las expectativas y riesgos ya expuestos.